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Reminiscencias

Mi lugar favorito en el mundo es ese hueco que se forma entre los brazos, ese espacio tibio en el que las noches son perecederas; no puedo dormir cuando llega -como dice Borges- esa hora elemental del día en que Dios no ha creado los colores ; quizá lo más complicado de todo es intentar dormir con las reminiscencias de otra respiración. Hasta hoy, son pocas las miradas que me llenan de vida, que me generan sensaciones bien precisas y exquisitas. De todas ellas, sólo el reflejo de tu mirada, esa que conocí hace tiempo, es capaz de devolverme un encantador sitio en este mundo. Creo que no te lo he dicho, pero ya sabes que hay veces que las palabras no me salen. A ratitos me descubro husmeando en los recuerdos, me doy cuenta porque aparece esa extraña humedad en mis ojos que lo empaña todo. Mis recuerdos, que no son anhelos de momentos felices y dichosos, me echan en cara que estoy aquí, en parte, por haber pasado por esos infortunios. Anoche  me quede tirada sobre el sill